“A Disappearing Girl”: Una reseña de Academy Street de Mary Costello

La primera novela de Mary Costello, publicada en 2014 bajo el título Academy Street, sigue la vida de una mujer llamada Tess, desde su infancia en la Irlanda rural de mediados del siglo XX, hasta su vejez en la ciudad de Nueva York a principios de este siglo. Aunque cubrir una época tan amplia como ésta conlleva un desafío, Costello muestra un desarrollo minucioso de su protagonista que permite que el texto se mantenga enfocado de principio a fin. En vez de explorar los cambios sociales o los eventos icónicos de la segunda mitad del s. XX, la novela se centra en la psicología de su protagonista, así como en el desarrollo de sus relaciones con otros en este periodo. Costello emplea una variedad de motivos y elementos que refuerzan estas preocupaciones.

La novela comienza cuando Tess tiene tan sólo siete años de edad y espera a lado de una ventana, mientras inicia el funeral de su madre. La primera línea de la novela, “Es la tarde y la ventana apenas está abierta” (17), tiene ecos del cuento de James Joyce “Eveline”, publicado en Dubliners, cuya primera línea es similar: “[Eveline] estaba sentada en la ventana mientras veía como la tarde invadía la avenida” (30). De hecho, ambos textos muestran mujeres atrapadas por sus condiciones históricas y sociales, que ven el emigrar de Irlanda como un posible escape—noción que es cuestionada en ambos textos—. Sin embargo, Eveline es el sujeto de su oración, mientras que Tess no aparece en la suya, lo cual ya muestra las distintas preocupaciones de sus autores. Por una parte, Joyce parece interesarse en lo que la ventana ofrece a la imaginación de Eveline sobre el mundo exterior y por otra, Costello utiliza a la ventana como una manera de acceder al mundo interno de Tess.

El motivo de la ventana en Academy Street establece una tensión entre lo interno y lo externo, como también puede ser visto en el contraste entre la vívida interioridad de Tess y sus intentos de transmitirla a otras personas. La propia novela, con su focalización limitada a Tess, se vuelve una ventana que permite vislumbrar los momentos claves de su vida interna, los cuales ningún otro personaje puede presenciar, aunque esta ventana “apenas está abierta” para el lector. Hacia el final de la novela, la relación entre estas dos esferas de existencia se explora cuando el narrador enfatiza que “era esta vida interna alterna que hacía que su vida exterior fuera significativa y en donde se sentía más exquisitamente contenida” (180). La precisión en la que la interioridad de Tess es representada se contrasta con el escaso uso del diálogo, y esto refleja que Tess siente que su vida radica dentro de sí misma.

Asimismo, una de las características centrales de Tess es que es una persona callada. En un episodio significativo de la primera parte del texto, Tess es testigo de la muerte de otra niña, lo cual la deja sin la capacidad de hablar por un periodo de varios meses. La novela muestra cómo “poco a poco [Tess] se acostumbra. No extraña hablar en lo absoluto. Hace todo lo que le piden — sus quehaceres — y todos los demás se acostumbran a su silencio” (56). Aunque esta temporada se acaba en la niñez de Tess, ecos de este silencio continuan a lo largo de la novela. Más tarde en su vida, Tess contempla que “tantos sentimientos entre personas se codifican en gestos y silencio porque las palabras no resultan suficientes. Puede llegar un tiempo cuando las palabras se extingan y toda la comunicación se lleve a cabo en silencio” (239). La forma de la novela, aunque es necesariamente verbal, le permite a Costello poner en primer plano la vida interna de la protagonista por medio sus pensamientos y sentires de una manera que pocas formas pueden.

Con escasas excepciones, los grandes eventos históricos del siglo XX aparecen en el fondo y tienen poco impacto en la vida cotidiana de Tess. Por ejemplo, el asesinato del presidente estadounidense John F. Kennedy en 1963 sólo aparece en un pasaje con oraciones cortas y descriptivas: “El presidente recibió un disparo. La gente dejó salir pequeños jadeos. Tess se mantuvo frente a la TV” (145). De manera similar, décadas enteras transcurren en un sólo párrafo, mientras que ciertos momentos de la vida de Tess se explayan por su significado, entre ellos los meses después de que llega a Nueva York cuando Tess trata de crear una identidad propia fuera de Irlanda. La novela muestra más interés en el desarrollo de su personaje principal que en los eventos políticos que definieron esta época.

​Las muertes de la gente cercana a Tess reflejan el paso del tiempo y son registradas con cuidado a lo largo de la novela. El propio inicio muestra la muerte de su madre, un evento que Tess no puede comprender en su totalidad al momento pero que repercutirá por el resto de su vida, mientras que en la parte final del texto Tess, ya en su vejez, enfrenta su duelo por todas las pérdidas que ha sufrido. El dolor que afronta Tess aparece en contraste directo con el transcurso de la vida cotidiana. En un pasaje, el texto contrapone estos dos aspectos: “todo lo bueno había dejado el mundo, y pensar que el mundo todavía seguía” (249). Cabe recalcar que el primero de estos “mundos” es la interioridad de Tess, marcada por el duelo, mientras que el segundo parece ser el transcurso de la historia y actividad humana, que continuan a pesar de las vivencias de Tess. De esta manera, Costello argumenta que estas pérdidas personales marcan en mayor medida una vida común que los propios eventos históricos.

Los temas del hogar y el desplazamiento juegan papeles claves en la novela, pues Costello presta atención meticulosa a los diferentes lugares donde Tess vive a lo largo de su vida. Como ya fue mencionado, la primera sección de la novela se centra en la vida de Tess en la Irlanda rural. De niña se entera de la historia de su residencia, Easterfield House, por medio un maestro que solía ser el propietario anterior. Aunque el hecho de que la propiedad fue convertida en un hospital durante la Gran hambruna irlandesa en el siglo XIX impresiona a Tess, las condiciones materiales de la casa, como su techo con goteras o los campos a su alrededor, son las que crean un vínculo entre Tess y su maestro. Asimismo, el propio título de la novela proviene de la calle a la que Tess se muda cuando llega a Nueva York. Más tarde, sin importar cuánto lo intenta, Tess se da cuenta que nunca podrá regresar a los espacios y épocas que solía habitar. Al final de la novela, Easterfield es derribado mientras Tess se encuentra fuera de Irlanda, lo cual refleja como su hogar y todas las personas que lo solían habitar han sido perdidos con el paso del tiempo.

Finalmente, la primera novela de Mary Costello exhibe un retrato cuidadoso de su protagonista, en toda su especificad y complejidad, mientras que ésta se enfrenta a los problemas y recompensas de tanto la madurez como la vida a finales del siglo XX. La figura de Tess funciona como un ancla a través del transcurso de múltiples décadas y su propia formación, por lo que la novela se vuelve una suerte de Bildungsroman prolongado. Aunque varios eventos históricos son mencionados en el texto, Costello muestra mucho más interés por cómo afectan a individuos fuera de la esfera política. En conjunto, la novela busca crear una ventana hacia la vida interna de una mujer, en la forma que sólo una novela puede.


Camila Navarrete


Obras consultadas

Costello, Mary. Academy Street. Melbourne: Text Publishing Company, 2014.
Joyce, James. “Eveline”. Dubliners. Surrey: Alma Classics, 2012.